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  • Karla M. Díaz Zayas

El sentido de la propiocepción


La propiocepción es el sentido que se encarga de posicionar el cuerpo humano en un espacio, regulando la dirección y el rango de los movimientos. Es la capacidad de sentirse a uno mismo, y a las diferentes partes del cuerpo. El funcionamiento de este sentido se efectúa mediante los receptores neurosensoriales localizados en los tendones, articulaciones y músculos; que se conectan directamente con el sistema nervioso central de nuestro cuerpo.

La imagen a continuación es una demostración de cómo algunos de los receptores neurosensoriales actúan cuando este sentido (la propiocepción) se encuentra en acción. Los receptores del huso muscular que están situados en el músculo esquelético, se estimulan ante estiramientos y fuerza que ejercemos. Mientras que los receptores sensoriales, conocidos como órganos tendinosos de golgi, se encuentran en los tendones y articulaciones, se encargan de medir la tensión desarrollada por el músculo. Esta conexión fomenta la contracción muscular necesaria para moverse y reconocer cuánta fuerza utilizar para las diferentes actividades diarias.

La capacidad de la propiocepción se va desarrollando en el infante con el fin de identificar las relaciones de las partes de su cuerpo en un espacio. Esto permite que los infantes se muevan, jueguen y exploren de una manera coordinada y eficiente. Cuando se desarrolla adecuadamente este sentido, el niño puede calcular la distancia que debe moverse para alcanzar objetos, o llegar algún lugar. De igual forma, conoce la fuerza necesaria que hay que ejercer sobre los artículos para levantarlos o sostenerlos. Por ejemplo, el cuerpo aplica más esfuerzo en una caja pesada y menos esfuerzo al levantar un trozo de papel.

Actividades recomendadas para estimular el sentido de propiocepción:

1-4 meses​

1. Coloca el bebé boca abajo, sobre una superficie donde pueda balancearse, como una bola de ejercicio o un inflable. Con mucho cuidado ayuda al infante a balancearse, hacia el frente y hacia atrás.

2. Dale un masaje al bebé. Este debe ser suave con presión leve, de abajo hacia arriba. Comenzando con las extremidades superiores y luego con las inferiores, nunca a la barriga. Una vez el infante acepte el tacto directo de tus manos, puedes realizar los masajes intercalando varias texturas (e.g., ásperas, suaves). Puedes utilizar materiales como: esponjas, toallas y bolas.

3. Coloca juguetes u objetos llamativos en los pies y brazos del infante. Al tratar de alcanzarlos irá aprendiendo la relación del movimiento con sus extremidades. Igualmente, identificará las distintas partes de su cuerpo.

5-12 meses

1. Motiva al infante a pasar a través de túneles y entre medio de obstáculos. Puedes crear un​​ laberinto con cojines y almohadas. Estimula el bebé a que se mueva entre los obstáculos y por encima de ellos.

2. ​Fomenta actividades de voltearse y gatear, donde el bebé coloque su peso sobre sus piernas y manos.

3. Ofrece al infante espacios donde pueda practicar la destreza de trepar, como unas escaleras o muebles. Llévalo al parque y permite que se sujete de los árboles y columpios.

12 meses en adelante

1. Brinda diversidad de objetos y juguetes al niño, que pueda cargar y levantar del suelo. Permítele que retenga los objetos, en sus manos y brazos, por cortos periodos de tiempo.

2. Motiva al infante a empujar y halar objetos.

3. Coloca al infante boca abajo y levanta sus piernas con tus manos. Anímalo a que camine sobre sus manos.

4. Pasea al niño en vagones.

5. Permite que el infante juegue en carros, triciclos o scooters, adecuados para su edad. Motívalo a que se impulse con sus piernas para ir de un lado a otro.

6. Consigue una caja grande donde quepa el niño cómodamente. Coloca el infante dentro de la caja, y otras veces fuera de esta. Explícale los conceptos de afuera y adentro. Igualmente, puedes utilizar una mesa para enseñarle al niño las relaciones de los términos "debajo de" y "encima de".

7. Motiva al infante a jugar en los pasamanos o "monkey bars" del parque.

Recuerda siempre participar y supervisar estas actividades con el pequeño, para evitar accidentes. Si notas que el niño no se siente cómodo o presenta temor a la hora de realizar estos ejercicios, no lo obligues a realizarlos. Dale tiempo y espacio, vuelve a intentarlo cuando esté alerta y se sienta cómodo. Ten presente que no todos los niños desarrollan las destrezas al mismo tiempo.


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